Hay momentos donde quisiera solo ser yo, sin depender de nadie, sin pensar en nadie, sin extrañar, sin preocuparme y sin hacer sufrir a nadie. Pensar en ser sólo yo y nadie más, imaginar que no existe nadie al rededor que me interese en lo más mínimo y así poder hacer y deshacer sin remordimientos.
Sentir la necesidad de un espacio para meditar cada momento vivido, cada sensación que nos hace feliz y cada sufrimiento al que estamos destinados; sólo un espacio para soñar e imaginar un escenario vacio, una soledad que pudiera ser la solución que estamos buscando.
Tal vez sea solo un pensamiento que juega con lo que quiero, sé que eso no va a pasar al menos tan drásticamente, pero al final uno está más solo que nunca.
Tener nuestro espacio no es ser egoísta, es sólo una representación mental para reflexionar lo bueno y malo de la vida.